Conoce qué son la preeclampsia y eclampsia, ambas asociadas a complicaciones durante el embarazo y el parto. Este trastorno lo ocasiona la elevación de la presión arterial, este tipo de complicaciones suelen hacer su aparición después de la semana 20 de embarazo, y puede ser realmente dañina tanto para la madre como para el bebé, ya que pueden ocasionar la muerte si no se logra controlar a tiempo.
Lo peligroso es que esta enfermedad es generalmente asintomática, pero sin embargo se puede evidenciar por la presión alta o por la presencia de proteínas en la orina, también por hinchazón en las manos y los pies, o las piernas por una retención de líquidos.
La preeclampsia es controlable mediante el suministro de medicamentos tanto orales como intravenosos, durante las semanas necesarias hasta que llegue el momento del alumbramiento. Es posible que se tenga que evaluar la posibilidad de un nacimiento prematuro, o hasta de tener que padecer de estos síntomas hasta llevar a término el embarazo.
Cuando se evidencian cualquiera de estos síntomas es recomendable visitar al médico tratante de manera inmediata para recibir, después de una evaluación y previos exámenes, un tratamiento médico eficaz y de esta manera minimizar los riesgos que suponen la presencia de esta enfermedad.
¿Cuáles son las principales causas de la preeclampsia?
Comencemos por aclarar que afortunadamente en un 75 % de los casos, la preeclampsia se presenta de forma leve, sin embargo, no deja de ameritar atención médica inmediata y por supuesto después de haberse diagnosticado clínicamente la presencia de la enfermedad, la embarazada debe someterse a tratamiento médico.
Este tratamiento debe cumplirse de manera rigurosa, ya que, de una preeclampsia leve, se puede pasar en cuestión de pocos días, a una preeclampsia fuerte o a eclampsia total, propiamente dicho.
¿Cuáles son los riesgos de padecer una preeclampsia?
Entre los riesgos más relevantes de padecer una preeclampsia, podemos mencionar la afectación en el cerebro, seguidos de afectaciones en el páncreas, el hígado, la placenta y en los riñones, así como cualquier órgano asociado al torrente sanguíneo.
Indudablemente que la presenciaría de preeclampsia, puede ocasionar un accidente cerebro vascular, así como también el mal funcionamiento de cualquier órgano del cuerpo.
La preeclampsia puede producir un desprendimiento de la placenta, lo cual puede conllevar a un parto prematuro o hasta ocasionar un aborto.
Si la preeclampsia se transforma en eclampsia, puede ocasionar convulsiones que a su vez pueden ocasionar la pérdida del conocimiento y por ende que la embarazada caiga al piso de sopetón y comience a retorcerse de forma incontrolada, con el riesgo de sufrir fracturas o daños severos al bebé que está por nacer.
A pesar de tratarse de una enfermedad perfectamente controlable, se calcula que más o menos un 14 % de las mujeres que padecen de esta enfermedad a nivel mundial, pueden encontrar la muerte; estos son datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud.
Aún después del embarazo, pueden permanecer algunos riesgos, más con el cumplimiento de un tratamiento adecuado suelen desaparecer los síntomas en unas seis semanas promedio.
De lo contrario puede presentarse cualquier tipo de cardiopatías isquémicas, o una reducción del suministro de sangre al corazón, lo que puede provocar un ataque cardíaco.
Por otra parte, esto podría eventualmente causar un daño permanente en los órganos de la mujer, y hasta un daño severo a algunos órganos como el hígado o acumulación de líquido en sus pulmones.
¿Qué es la eclampsia?
Se denomina eclampsia a la aparición de convulsiones en la mujer embarazada, y esto puede hacer su aparición, aunque no haya habido síntomas de preeclampsia, se manifiesta generalmente con un dolor agudo en la parte derecha superior del abdomen, cambios importantes en la agudeza visual y fuertes dolores de cabeza.
También un cambio importante en los estados mentales de la paciente embarazada, pueden ser algunos síntomas evidentes de la eclampsia. Cabe la posibilidad de la pérdida del embarazo o un nacimiento prematuro del bebé; la paciente pudiera caer en un estado comatoso.
Las convulsiones no están relacionadas con la existencia de un daño cerebral preexistente.
¿Cómo evitar un ataque de eclampsia?
Obviamente un ataque de eclampsia se puede prevenir siempre y cuando la mujer embarazada se haga rigurosamente sus debidos controles prenatales de una manera precoz y adecuada en manos de su ginecólogo, ya que este estará pendiente de tomar la presión arterial regularmente después de la semana veinte para detectar cualquier indicio, que haga pensar que la paciente está ganando peso.
Lo ideal ante la certeza de un posible ataque de eclampsia, es la intervención inmediata del médico tratante, quien deberá tomar las previsiones necesarias, como es indicar la toma de medicamentos antihipertensivos para bajar la tensión arterial, e igualmente es recomendable suministrar a la paciente medicamentos anticonvulsivos como el sulfato de magnesio para prevenir las convulsiones.
En este peligroso escenario es recomendable suministrar corticoides con la intención de promover el buen desarrollo de los pulmones del bebé antes de que ocurra el parto, ya que, ante la presencia de convulsiones en la madre, se debe proceder de inmediato porque se trata de una emergencia médica y hay que tratar por todos los medios disponibles, bajar la presión arterial en la madre para dar a luz al bebé.
¿Qué secuelas deja la eclampsia?
Efectivamente la eclampsia post parto puede dejar secuelas y provocar daños severos y permanentes en los órganos vitales del bebé que está por nacer, entre los cuales podemos mencionar el cerebro, el hígado, los riñones y los ojos.
En la misma circunstancia se puede producir un edema pulmonar, el cual es potencialmente mortal, y ocurre cuando se presenta exceso de líquido en los pulmones ocasionando a la vez accidentes cerebro vasculares casi incontrolables.
Una mujer que ha padecido durante el parto un ataque de eclampsia puede quedar traumatizada y no desear más nunca quedar embarazada, ante la presunción de verse sometida a este panorama tan traumático que los ha colocado al borde de la muerte, tanto al niño como a ella misma.
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